domingo, 20 de diciembre de 2009

El señor "corregidor" Arturo Valenzuela y los tilingos

“El tilingo es al guarango lo que el polvo de la talla al diamante… Pero digamos que en el guarango está contenido el brillante, en el tilingo nada. El guarango es la cantidad sin la calidad. El tilingo es la calidad sin el ser. El guarango pisa fuerte, el tilingo se desliza. Por eso el tilingo es un producto típico colonial. Los imperios dan guarangos.”
Arturo Jauretche

Como en la América colonial de hace unos siglos, pasó por estas tierras el “Sr. corregidor” Arturo Valenzuela.
Sin ser invitado, y con la guaranguería que distingue a los imperios, se permitió reunirse con referentes de la oposición, empresas de capital yanqui y lobistas de toda laya. Repartió críticas al gobierno y su rumbo social y político y ponderó a la argentina del ’96 por su “seguridad jurídica”.
Seguridad jurídica, aquella del ’96, que en otras palabras significaba que la economía argentina drenaba miles de millones de dólares a los bancos extranjeros dejándonos aquí, hambre, desocupación, industrias destruidas, economías regionales arruinadas, etc. También fue por aquellos años fue que se desarrolló en nuestro país la experiencia de la soja transgénica de la firma Monsanto, atado a un paquete tecnológico del mismo grupo, que entre otras cosas incluía el potente herbicida glifosato o, conocido también como “agente naranja” en la guerra de Vietnam con el que los EE.UU deforestaron selvas enteras y envenenaron a millones de vietnamitas.
Fue en aquellos años de menemato, que Felipé Solá era el Secretario de Agricultura y autorizaba la introducción en nuestros sistemas agrícolas de una tecnología nociva sin los debidos estudios de impacto ambiental, y sin analizar las consecuencias que vendrían sobre el desplazamiento de cultivos tradicionales, tierras de pastoreo, concentración de la tierra, promoción de la política del desierto verde, etc., el que acarrea graves consecuencias a futuro y ya son palpable hoy.
Aquel Felipe Sola y el de ahora coincidieron en el Rosedal de Palermo junto a la mesa de enlace y el famoso “arco opositor” y si bien Valenzuela no estuvo por allí, nadie puede dudar que su presencia estuvo coordinada al reclamo rural, cuyo reclamo de la “seguridad jurídica” para que se elimine el régimen de retenciones, queda desteñido ante la embestida desestabilizadora y golpista de la Sociedad Rural.
Pero algo en medio falló y estas vez las masas le fueron esquivas al campo, tal vez porque este tiende a confundir rápidamente el olor a bosta con sentimiento de patria, y a nuestro medio pelo no le interesa la patria pero y si le molesta el olor. Como sea, perdieron el efecto político que seguramente buscaban, reencontrase en el siglo XXI bajo las experiencias del pasado, reeditarse como Unión Democrática los unos y como el nuevo Braden el otro.
Pero como bien decía Jauretche, el subdesarrollo empieza siempre por un problema de mentalidad, nuestra prensa monopólica y antinacional, cubrió el bache de las masas ausentes. Se asombró mas por la “descortesía” de una presidenta con autoridad, que la prepotencia de los dichos de Valenzuela, que remitían al pasado de las cavernas neoliberal, del que nadie puede desconocer los resultados nefastos de dicho programa en nuestro país.
Como podemos deducir, la maquinaria imperial sigue intacta, el moreno conductor de la locomotora, ha demostrado en muy poco tiempo, que siempre será más fácil transitar por los rieles que le dejaron en herencia, que intentar una nueva vía. Por aquí, a falta de un programa político propio, nuestra tilinguería, cumplirá con el lamentable papel de bufón del rey.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Dia del Petroleo Nacional

En el día del Petroleo Nacional, es una buena oportunidad para recordar a un patriota como el Gral. Enrique Mosconi.
Su legado histórico nos pone de manifiesto que, la voluntad es la única con capacidad de transformación verdadera.
Hoy debemos planter la Soberanía Energética desde la integración regional, articulando las diferentes potencialidades y experiencias, pero con el mandato fundamental de ser el eje de liberación para nuestros pueblos de latinoamérica. (al visualizar desconectar la barra de sonido del blog)

sábado, 5 de diciembre de 2009

Cuando Macri no se equivocó

Macri, no se equivocó, ni es un “boludo” como lo calificó Luis Juez.
“Nos equivocamos porque hacemos” dice Mauricio. Pero todos sabemos que no se equivocó.
Macri adopta la sentencia nunca dicha por Maquiavelo, pero que fuera la nefasta filosofía de los organizadores del golpe del ’76 de: “el fin justifica los medios”. Es decir al supuesto reclamo de la ciudadanía de Capital Federal de contar con una policía metropolitana le sumaría una serie de errores producto de alcanzar el objetivo socialmente demandado.
Pero sabemos que todo proyecto, no empieza por el final, sino que se configura y reconfigura cada vez en el tránsito de los instrumentos por el que alcanzar las metas. Al decir Aldus Huxley, “la naturaleza de los medios determina su fin”.
Por ello no hay error en la elección del Fino Palacios, Ciro James, Chamorro o Burzaco, todos acreditan un historial que los alejan de cualquier posibilidad de constituir una fuerza policial moderna y al servicio de la comunidad. Desde embarrar la investigación en el caso Amia del fino Palacios, hasta el asesoramiento que Burzaco brindaba al gobierno de Jorge Sobisch, al momento del fusilamiento del docente Carlos Fuentealba, hay un plan bien concebido y orquestado por la derecha. Es por ello que la corporación mediática ha bombardeado, luego del conflicto con el campo, con el tema de la seguridad. El apologismo esgrimido por algunos periodistas con él: “que esperamos, nos están matando de a uno”, deja en claro que a la hora de la disputa política en defensa de sus intereses monopólicos, han abandonado hasta el último atisbo de ética social y política.
El botón de muestra es el funcionamiento de la UCEP que, dependiendo del Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad, está abocada al desalojo violento, robo y torturas de los indigentes y desamparados de la capital.
Jamás hubo error alguno en la concepción de la fuerza policial metropolitana. La naturaleza de su concepción está en los medios para instrumentarla. Side paralela y fuerza de choque para la represión de la protesta social son los ratios mínimos sobre una fuerza armada, cuyo destino estará ligado indisolublemente al devenir político de la derecha política.
Ya sin poder acudir a las tradicionales fuentes del poder armado y la obsolescencia del recurso de la “mano dura” a lo Rucauff, la derecha crea sus escuadrones de guardias blancas. Es conocido el rol que le cupo a la Policía Metropolitana de Caracas en el golpe de estado del 11 de Abril de 2001 en Venezuela que pretendía derrocar al presidente Hugo Chaves.
Coordinados desde vértices políticos, los mismos que amparan el golpe en Honduras, la derecha argentina prepara su movimiento de pinzas para derrotar el Proyecto Nacional y Popular.

Duhalde, detrás de su movimiento productivo concentra fuerza con el campo y la UIA, proponiendo el retorno al esquema neoliberal del bipartidismo llamando a expulsar a los infiltrados (Kirchner). Diatriba que no suena para nada ingenua de quien fuera el responsable político de los sucesos de Puente Pueyrredon que terminara con la muerte por fusilamiento de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Esto, y la conformación de un ejército que garantice poder de fuego, la derecha define su táctica política en detener la movilización, social, política y económica, tanto en sus aspectos materiales como simbólicos de los sectores populares.
Hoy la Nación atraviesa por un momento crucial. O se avanza en grados creciente de autonomía e integración regional y soberanía política o, retrocedemos a los esquemas conocidos del neoliberalismo y la subordinación a potencias declinantes. Solo el primero de los destinos puede garantizar la inclusión de millones de compatriotas a condiciones dignas de vida. Lo otro es conocido y lo padecimos durante los últimos 30 años. Estamos llamados a librar quizá la más dura de las batallas, la de la información, la cultura y las ideas, porque debemos ganar en conciencia histórica si queremos avanzar, pero sobre todo debemos ganar en los corazones del pueblo movilizado, si entonces queremos vencer.