domingo, 14 de marzo de 2010

Cuando la calle se sacude



El 2010 arrancó con la embestida de la derecha destituyente, a partir de la llamada crisis del Banco Central, que comenzó con la resistencia de Pérez Redrado a conformar el Fondo del Bicentenario y que tuvo su correlato en los medios monopólicos, la iglesia, pero también y jugando a fondo, en la justicia de la mano de jueces, cuya historia y relaciones los emparenta a la última dictadura.
Esta situación que luego se trasladó al ámbito del Congreso, en especial la Cámara de Senadores, donde se puso de manifiesto que la oposición, lejos de un proyecto común, solo tiene por objetivo desestabilizar, y que unos y otros, no tienen ningún problema en volver a reivindicar el pasado, como fue la implorante actitud ante un Menem ensoberbecido, con tal de obtener su cometido.
Desde la disputa de la 125 que la derecha no lograba reagruparse y embestir, sumando nuevos actores resentido, por la iniciativa gubernamental luego del empate técnico de las elecciones de junio, donde se lograron aprobar leyes como la Medios Audiovisuales, o haber sobrellavado la crisis financiera internacional sin ajuste y por el contrario implementar el Salario Universal a la Niñez como fuerte medida redistributiva. etc.
Sin embargo en esta semana el Proyecto Nacional recuperó la iniciativa allí donde la expresión popular se visibiliza, en la calle y en la organización.
Un elemento central es la reasunción de Néstor Kirchner en el Partido Justicialista, como el movimiento táctico imprescindible para volver a construir el Movimiento Nacional con vista al 2011. En su alocución, Kirchner formuló ante los presentes la necesidad de convocar a todos los elementos del campo nacional y popular, del progresismo y la izquierda para constituir una fuerza que permita vencer no solo en las elecciones del 2011 sino del 2015 y 2020. Es decir un proyecto político de largo plazo, no una mera coyuntura electoral. Pero sobre todo, el acto sirvió para colocar a Néstor Kirchner al frente de la constitución de un Movimiento Nacional que es la herramienta política estratégica para consolidar el rumbo trazado.
La semana ya había estado precedida por movilizaciones a Plaza de Mayo y el Congreso de la Nación en defensa de la designación de Mercedes Marcó del Pont al frente del BCRA, pero se magnificó en el acto del estadio de Ferro, y en nuevas movilizaciones, convocadas por medios no tradicionales como internet, que sirvieron para sostener la iniciativa popular en la defensa del gobierno de Cristina Kirchner.
Jauretche solía decir que los Pueblos van a la batalla cantando. La respuesta a la embestida destituyente de la derecha, es la constitución y organización del tándem entre el líder y conductor y el pueblo movilizado y organizado en un nuevo marco, que ya no es el de la democracia liberal, sino como lo expresa Laclau*, empujando la frontera política, definiendo el Proyecto Nacional y surgiendo el Pueblo como actor determinante.
Y es que, desbrozado el camino iniciado el 25 de mayo de 2003 de algunas contradicciones de origen, a cada paso se reafirma el Proyecto Nacional y surge un nuevo sujeto político, que en principio está definido por dos condiciones esenciales, estar organizado pero por sobre todo movilizado. Esta y no otra ha sido la herramienta a lo largo de la historia de los sectores populares para sostener, defender y profundizar el rumbo, dando lugar a un entramado dialéctico entre líder y pueblo que escape a los tradicionales formalismos de la representación política para avanzar hacia los de una democracia participativa.
En el libro de Claudio Díaz: “Diario de guerra: Clarín el gran engaño argentino”**, se recuerda las condiciones conspirativas y desestabilizadoras en las que asumió el gobierno nacional Néstor Kirchner.
Al retirarse Menem de la segunda vuelta electoral, condicionaba a Kirchner a asumir la presidencia con la menor cantidad de votos en la historia. En ese marco y a escasas horas de la renuncia del riojano, José Claudio Escribano, director del diario La Nación le solicitó una entrevista donde le dijo “vengo a imponerlo de algo que debe saber” detallando los cinco puntos de una agenda neoliberal:
-Un alineamiento incondicional con los EE.UU
-No debería haber una revisión de la política de DD.HH y de la llamada lucha antisubversiva.
-El reclamo porque no se había reunido con las cúpulas empresariales que le venían reclamando en ese sentido.
-El distanciamiento de las relaciones con Cuba
-Y en el tema de la seguridad le reclamaba aplicar una política sustentada en las fuerzas del orden con medidas excepcionales de seguridad, es decir, represión social.
La respuesta de Néstor Kirchner fue contundente y no se hizo esperar: “Mi mayor preocupación es que me acompañen los argentino, por eso no empiezo por los empresarios ni por el embajador de ningún país. Tampoco pienso en un alineamiento automático con EE.UU ni en buscar que me aprueben como precondición para gobernar mi país. Ocurre que Ud. y yo tenemos visiones distintas del país. Como es difícil que podamos ponernos de acuerdo, sería importante tratarnos con respeto, Ud. tiene la suerte que am i me falta, de haber heredado un diario”.

Aún no sabemos qué y quién le ordenó a Redrado su movida conspirativa, pero estamos seguros que fue una jugada organizada al detalle que provino de sectores corporativos, neoliberales y por sobre todo antinacionales y que no será la última.
Pero si está claro que la respuesta al marco conspirativo está sin dudas en la calle, en fortalecimiento de la organización en todos los ámbitos, el barrio, la unidad básica, los movimientos sociales, la universidad y ahora también en internet. En la movilización que es la visibilidad de los invisibilizados, en la presencia de un eje político convocante desde la diversidad, en recuperar el rol protagónico del líder y conductor. En ganar el espacio público, nuestras calles y nuestras plazas, para que con alegría, con cantos y con convicción nacional y latinoamericana, poder seguir todos juntos empujando la historia hacia a los horizontes de la Justicia Social, la Soberanía Económica y la Independencia Política.

*La razón populista. Ernesto Laclau, Fondo de Cultura Económica, 2005
**Diario de Guerra: Clarín el gran engaño argentino, Claudio Díaz, Gárgola 2009
Foto de Acto en Ferro: José Nicolas Sepúlveda

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