domingo, 31 de enero de 2010

El nuevo Manual de Zonceras de la prensa monopólica

“El ejemplo de madura cordialidad en Chile entre la derecha del empresario Sebastian Piñera y la perdidosa Concertación de izquierda de Eduardo Frei provoca envidia en la Argentina. Aquí la rivalidades hacen aflorar los peores sentimientos, mientras se bifurcan peligrosamente los caminos para resolver los problemas de la pobreza, la desocupación y la inseguridad.”
Lo dijo Arnaldo Paganetti, editorialista del diario Rio Negro, pero es un mensaje que repica en toda la prensa y medios monopólicos en sus diferentes versiones regionales o nacionales, camino a construir una nueva zoncera para el manual del medio pelo nacional.
Seguramente, parte de la pretendida cordialidad entre la derecha y la izquierda chilena, estribe en que aún y luego de 20 años de gobierno, la izquierda gobernó con la agenda que la derecha dejó “institucionalizada” a la caída de Pinochet, y sin que se evidenciara en todo este tiempo una vocación política hacia algún grado de transformación. No la hubo en lo económico donde se ratificaron los TCL con EE.UU ignorando el proceso de integración que viene desarrollando el resto de Latinoamérica, pero tampoco en lo político con un sistema de participación restrictiva en lo electoral y el desconocimiento de minorías y pueblos originarios.
Muy por el contrario, en Argentina el proceso que se iniciara el 25 de mayo de 2003, surgido de las puebladas del 19 y 20 de diciembre de 2001, ha producido un vuelco dramático en la orientación de las políticas públicas. Desde una vocación latinoamericanista enfrentando en nuestro propio país la embestida imperial por el ALCA e hiriéndolo de muerte a transformaciones radicales tales como política de DD.HH, la recuperación de empresas privatizadas, la recuperación del sistema público previsional, la democratización de los medios de comunicación por la vía de una ley que desmonopoliza las usinas de opinión y formación cultural; que recupera la soberanía nacional al no permitir que organismos supranacionales y que responden a l interés de los países poderosos auditen nuestras cuentas preservando sus intereses a costa del hambre de nuestro pueblo.
Es obvio que cuando se enfrentan intereses poderosos y que durante décadas han manejado el interés particular como si fuera público involucrando a todos y cada uno de los argentinos, aunque las vaquitas fueran para ellos y las penas para el resto, no surgieran crispaciones, enfrentamientos y caminos que se bifurcan.
Lo que no pueden explicar estos nuevos profetas del odio, puesto que el mayor enfrentamiento ocurre en el campo de las ideas y con el sector de los formadores de opinión, que en ese enfrentamiento la Argentina modificó radicalmente sus índices sociales con generación de empleo a partir del desarrollo de nuestra industria nacional, disminución de la pobreza y sobre todo con inclusión ciudadana, algo que luego de 20 años de gobiernos de izquierda, aun no puede exhibir, y menos podrá con quien anticipa profundizar las privatizaciones y amnistiando a reconocidos pinochetistas, el armonioso sistema chileno.

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